El pasado jueves, 7 de marzo, se divulgo en esta Comunidad la entrada titulada “La presencia opresora del tiempo en nuestras vidas”. Como complemento a la misma, se difunde este texto (Formato PDF, 3 páginas. Para acceder a él, hacer clic en la parte inferior de este mensaje) que invita a cuestionar la extendida creencia que en la actualidad se trabaja menos que en el pasado.
Hay quienes piensan que vivimos en una época marcada por el tiempo y hasta abducida por él. Pero, ¿cuál no lo ha sido? Aunque sí es cierto que el tiempo ha adquirido un protagonismo en esta sociedad como nunca antes; y no precisamente para bien, impregnando con su aroma nuestra cotidianeidad: “El aroma del tiempo” que da título a una de las obras del filósofo y ensayista contemporáneo Byung-Chul Han, en la que reflexiona sobre la crisis contemporánea desde la perspectiva de la fugacidad existencial y de la ausencia de un ritmo que proporcione un sentido a la vida y a la muerte. Por la interconexión de esto con la distopía imperante e, igualmente, con una práctica de vida que nos permita transcenderla, desde el Proyecto de investigación Consciencia y Sociedad Distópica ponemos a la consideración del lector interesado el presente texto.
China es ya la segunda potencia económica planetaria -también lo es en demografía-, acercándose cada vez a la primera, Estados Unidos. Y es la nación que más se ha desarrollado en los últimos lustros: desde hace 17 años ha aportado un tercio de todo el crecimiento económico mundial; y su riqueza aumenta cada año tanto como la de todas las naciones industrializadas juntas. Esto no hubiera sido factible sin contar con una estructura interna capaz de garantizar que las decisiones de sus gobernantes fuesen asumidas y que todo el pueblo chino se volcase en hacerlas realidad. Como se recoge en este texto (Formato PDF, 6 páginas. Para acceder a él, hacer clic en la parte inferior de este mensaje), tal estructura tiene dos pilares fundamentales: el primero, sin duda, el Partido Comunista que dirige el país; y, dependiendo directamente del mismo, una colosal red de empresas estatales, bastantes con mucho peso a escala mundial.
Existe hoy un amplio debate en las redes sociales acerca de la mayor o menor realidad del cambio climático. Y buena parte del mismo se debe a la confusión, buscada y fomentada desde diversas instancias, entre lo que son causas del cambio climático y lo que son sus efectos. Y unido a esto, entre las medidas que no se toman frente a las causas, pero si frente a los efectos y a menudo para favorecer los intereses de grupos muy concretos. Es por esto que desde el «Proyecto de investigación Consciencia y Sociedad Distópica» proponemos para la consideración las reflexiones que se recogen en este texto (Formato PDF, 9 páginas. Para acceder a él, hacer clic en la parte inferior de este mensaje). Y no lo hacemos, desde luego, para convencer a nadie de nada, sino para que sean sometidas al discernimiento y el sentido común de cada cual. El asunto tiene la importancia necesaria como para dedicarle algunos minutos.
Los enormes beneficios de la banca española en 2023 -los cinco mayores bancos ganaron 26.088,1 millones de euros, un 25,96 % más que el año anterior- y la aparición de un nuevo libro del economista Gerald Epstein sobre el papel de los bancos en las economías contemporáneas son la base del artículo que aquí se comparte (Formato PDF, 4 páginas. Para acceder a él, hacer clic en la parte inferior de este mensaje) de Juan Torres López, Catedrático de la Universidad de Sevilla en el Departamento de Análisis Económico y Economía Política, divulgado en su web, “Ganas de escribir”, el pasado 6 de febrero.
Aplicar la Consciencia a la distopía imperante debe tener como fruto más directo y certero la ineludible necesidad de acometer una práctica de vida re-evolucionaria. La que nos mostraron, por ejemplo, Buda Gautama con el “Noble Camino Óctuple”, o Cristo Jesús en el “Sermón de la Montaña”. Con el telón de fondo de estas enseñanzas y otras similares compartidas por muchos sabios y sabias a lo largo de la historia, se ofrecen a continuación un texto (Formato PDF, 10 páginas. Para acceder a él, hacer clic en la parte superior de este mensaje) veintiséis botones de muestra que cristalizan y plasman en la realidad esta práctica de vida. Están inspirados en los contenidos que se ofrecen en el tramo final del libro “De la distopía a la re-evolución” (Adaliz Ediciones, 2022), el segundo de este Proyecto. Y es que la sociedad distópica sirve para romper el espejo y que cada cual pueda ver en qué lado está. Lo que veamos, lo estamos eligiendo nosotros, cada uno. Es el momento.
Ya se ha compartido en esta Comunidad sobre la inteligencia artificial (el pasado 30 de noviembre) y el peligro de su uso para promover nuevos paradigmas, sistemas de creencias y pautas y hábitos de vida al servicio del transhumanismo y el nuevo orden mundial. Volvemos ahora a la IA a propósito de sus impactos en el mercado laboral, asunto en el que es común señalar su amenaza para trabajos de baja cualificación, pero la oportunidad que representará para empleos más cualificados de perfil científico y el tecnológico o que tenga un componente más humano y de cercanía. Sin embargo, en este texto (Formato PDF, 5 páginas. Para acceder a él, hacer clic en la parte inferior de este mensaje) nos preguntamos: ¿y sí estas teóricas oportunidades fueran una ficción y no existieran a medio y largo plazo? Significaría, ni más ni menos, que en la era de la inteligencia artificial el empleo no tiene futuro.
El pasado sábado se compartió en esta Comunidad una entrada en la que se mencionaba una base de datos histórica con la posible capacidad de vaticinar crisis sociales futuras. Esto tiene relación con dos asuntos, conectados entre sí, que se estudian en este Proyecto de investigación: el Vórtice Fibonacci y la Teoría General de Sistemas. Concretamente, desde la perspectiva de esta, el desarrollo de los acontecimientos humanos tiene sus raíces en tres elementos: “los modelos de realidad”, “la dinámica inercial” y “la complejidad dinámica”. En el presente texto (Formato PDF, 7 páginas. Para acceder a él, hacer clic en la parte superior de este mensaje) se explica de un modo sencillo esta triada de conceptos que se plasman, cual interacción de los tres, en modelos dinámicos complejos.
El pasado 13 de enero divulgamos en esta Comunidad una entrada titulada “Prioridades preventivas internacionales 2024”. En ella se compartían los resultados de la encuesta-análisis que acaba de realizar Foreign Affairs, revista especialidad en geopolítica y temas internacionales; y su conclusión de que la principal amenaza detectada en estos momentos a escala mundial no se localiza en Oriente Medio, Asia, Rusia, la economía o el cambio climático, sino en «la creciente polarización en los EEUU y el riesgo de atentados terroristas y de violencia política coincidiendo con las elecciones presidenciales” del 5 de noviembre. Como este asunto ha levantado mucho interés entre los participantes en la Comunidad, lo complementamos mediante este breve texto (Formato PDF, 3 páginas. Para acceder a él, hacer clic en la parte inferior de este mensaje) referido a las reflexiones efectuadas al respecto por Peter Turchin, investigador del Centro de Ciencias de la Complejidad de Viena y de la Universidad de Oxford.
Nada, No Ser, sin principio ni final… Y todo lo contiene, tal como el número cero integra todos los números en equilibrio y simetría… Vacío Plenum… Y el vacío, vibra; y su vibración, el Verbo, origina todo lo creado: Al principio fue el Verbo… La fluctuación del vacío con la que, afirma la astrofísica, arrancó el universo. Así, Aquello que no tiene origen es origen de todo lo originado; y en todo lo originado (la Materia en todas sus manifestaciones) se encuentra presente e inmanente (Espíritu). Por tanto, Espíritu y Materia conviven en el Cosmos y la existencia. Y la interacción entre ambos hace que la Materia evolucione; y que el Espíritu se adentre en la Materia para conocerla y experimentarla, para lo que utiliza un vehículo: el alma. Y esta comienza su Viaje, sobre que el trata este texto (formato PDF, 4 páginas).